viernes, 17 de junio de 2011

Una vez

…Y creí ciegamente en que sería como las promesas que el viento me hizo aquella tarde, pero no, fue más como la omisión de palabra de un humano en un momento de verdad que una vez bordaba en punto de cruz la muerte del mesías sobre el canvas del mundo. No ubico en mis pertenencias tus imágenes imperfectas ni las mías, ni tus labios, ni tu vida. Tengo conmigo ese sentimiento adornado con suspiros que has decidido darme y prefiero que tengas tus cosas a tu cargo, y que de vez en cuando me las prestes para jugar con ellas a la sombra de una nube de perfume y, en silencio, observar como se convierten los deseos en metas, las metas en realidades, y las realidades en señoras que ríen de nada, mientras comienzan a bordar otra vez…

lunes, 13 de junio de 2011

Sudor como cuando hace frío

¿Y qué pasó que corre a chorros el sudor como si fuera uno de los 27 charcos? Creo que desde la Núñez a la UASD encuentro mil razones para justificar los mil manantiales que, sin aviso, aparecen de repente. Sí, porque es como cuando hace frío, que uno tiene la piel seca, pero si estabas caminando y te sientas se abren los grifos de la cabeza y de ahí parte en cascada hasta tu pecho... Se mojan los senos, se pega la ropa, hay que subir la Tiradentes en un carro con el sol en una oreja, y un vidrio medio ahumado que no da ni para chuleta, pues ahumados quedamos todos los que estábamos a costillas suyas... Se me pega el moreno con olor a jabón, del otro lado la señora con la canasta y la funda de La Sirena y el cuarto que entró quejándose aunque le tocó la ventana donde no da el sol, y que no tiene el vidrio arriba. Ma bajo, me subo, me quedo en la San Martín, y un ser de apararente raciocinio nulo pregunta, ¿Hace calor verdad? Se me pega más el tshirt, como por instinto, me corre más sudor por el cuerpo... Y de incomodidad ante el comentario se me congela la sonrisa, como cuando hace frío en invierno.

viernes, 10 de junio de 2011

Las plantas de mis pies

No son verdes, no tienen ramas, se acalambran... La tarde sepulta el sol en las aguas y la luna se escapa de su jaula de plata, dejándome confusa, queriendo gritar palabras en papel y callar tinta en las plumas.

Me visto de sol, pero me baño de luna, y en la madrugada me desnudo para ver la piel envejecer sobre mi, y también a mi lado. Las plantas de mis pies bailan al compás de las ideas ornamentales mientras sueño con un hilo de humo ajeno, licor y música de hace tres décadas.

Se quita el calambre... Amanece... Creo que ahora puedo dormir... La madrugada sepulta a la luna en su jaula, y el sol escapa de las aguas.

martes, 30 de junio de 2009