miércoles, 17 de junio de 2009

Dos de enero – 18 días después

Me humedecen tus caricias las pupilas cuando, al amanecer, te atas a mi cuerpo sin notarlo. Se me desgarran los pensamientos y dan paso a sentir solo tu aire fluir sobre mi pecho, agitado, extasiado, que solo busca ser el baúl de tus sueños, de esos rotos y de los que aún no creaste.

Respiro temerosa sobre tu cabello, hurtar tus horas de descanso es lo último que quiero y lo primero que busco evitar con desesperación. Pienso sin palabras, solo con roces y suspiros, y me dejo llevar despacio por el ritmo de tus sentimientos, los mismos que alguna vez te destruyeron, y que hoy quisiera hacer que sientas que son míos.

Me empeño en pasar despacio las manos de mis emociones por tu alma, sintiendo al fin entre tanta mentira un halo de realidad, que sin pudor me regala una oportunidad más para sentirme viva, viva en tu vida, callada en tus murmullos, perdida en tus labios, y amarrada sin estarlo esperando a tus sonrisas. Y el sol se filtra entre mi insomnio curado y el vaivén de tu cuerpo al respirar, despierto de mis sueños, que son lo mas cierto, adentrándome al mismo tiempo en mi sueño despierta: Tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario